Se limpió el resto de café sobre sus labios con la lengua, tal como antes me limpiaba la cerveza del bigote. Esto parecía más fácil para ella que para mi. Las relaciones humanas son confusas e intestables, pero para mi, son un fenómeno completamente inexplicable.
Yo la quería demasiado, lo suficiente como para que me distrajera en medio de un tiroteo, dejando escapar el blanco perfecto sobre la cabeza del jefe del cartel con tal de ponerla a salvo dentro de un contenedor de basura. Vaya puta. Siempre metiéndose en problemas y dándome días malos. Pero ahora que se iba de mi lado, podía sentir esa extraña sensación que algunos seres humanos con los que he cruzado palabra me han descrito como nostalgia...
- Hey ¿por qué esa cara larga? Sabías que este día llegaría.
- No, no es nada, cariño... sólo estoy frustrado por la abolladura en mi auto después de lo de anoche. Acababa de quitarle la sangre del otro día y ahora estos hideputas vecinos seguirán hablando sobre lo que hago o no durante mis ajustes de cuentas.
- Siempre fuiste bueno en la cama, pero nunca para mentir... vamos, deja eso ya. Son las 11 de la mañana, jamás bebes tan temprano, ni cuando te hieren a bala.
- Todos los días se pueden crear excepciones. Como para engañar un rato a la rutina, hacerla enojar, que se cague de rabia en sus pantalones... tú jamás usas maquillaje, y ahora pareces una ramera ... ¿A qué hora dijiste que te venía a recoger el taxi?
- En 15 minutos estará aquí. ¿Seguro estarás bien solo?
- Ja... vaya pregunta, corazón. Estaré mejor que nunca sin tener que preocuparme por evitar que otra alma se vaya al carajo junto a la mía.
- Mmm, seguro me extrañarás... no podía ser de otra forma. Hey... ya encontrarás a otra que te acompañe.
- Eh... no, lo dudo. Al menos por un buen tiempo me mantendré alejado de las pistas. Mientras no acabe con el asunto del cartel y no consiga esa pasta, tendré que pajearme. No quiero a ninguna otra como tú dando vueltas por este lugar, poniendo en jaque mis negocios.
- Bueno, aunque tú no lo creas, yo también estaré sola. No creo que algún chico se interese por una chica con un moretón en el ojo. Pensarán que soy mala junta.
- No. No es así. Tú no estarás sola mucho tiempo. Estás demasiado buena como para que ningún imbécil te quiera tirar. Yo te tiraría ahora, aquí mismo.
- Sabes que yo también lo haría contigo otra vez, y que no estás para nada mal, a pesar de las cicatrices... pero ya sabes como es esto de las separaciones. No las llamarían así si terminaramos en la cama cada vez que se nos ocurriera alejarnos...
Suena una bocina afuera, y en mi cabeza mil balazos, supongo que por la jaqueca que me dejó la botella de vodka que me acabé anoche tratando de sacarme el perdigón de la pierna.
- Bueno, K, me voy. Que tengas suerte en tus negocios.
- ....
Se dirige hacia la puerta. Es increíble darme cuenta de que esta será la última vez que miraré ese culo tambalearse de un lado de la habitación al otro. Que ojete más increíble... lo voy a echar de menos. Mierda, lo admito, la extrañaré por las noches. Finalmente, se da vuelta una última vez.
- Te enviaré una postal pronto sobre el lugar en donde me encontraré.
- No te molestes, querida. Espero nunca más tener que encontrarte.
- Si eso es lo que quieres... Cuidate, K. Y mantente con vida.
- Es lo que mejor se hacer, primor.
La puerta se cierra ahora. Oigo el rugido del motor partiendo hacia la libertad, hacia la paz, hacia noches en camas suaves, y no en colchones húmedos en callejones de amor clandestino. Será lo mejor para ella. ¿Será lo mejor para mi? Demonios, eso es lo que menos importa. Su seguridad no puede ser reemplazada. Al menos yo puedo pagar por una chica en la ciudad o recurrir a mis propias manos.
Miro la taza de café que ha dejado a medio tomar. Su pintalabios quedó marcado en el borde. Maldita puta, nunca se maquilló para mi, sabía cuánto me molestaba. Ahora tomo su taza y me la llevo a la boca, para sentirla por última vez. Café amargo... ideal para mantenerse funcionando durante mis correríos nocturnos. Creo que me terminaré haciendo adicto a esta mierda....
¿Y ahora quién demonios me saca el maldito pintalabios del bigote?